Por: Erika Monroy
Mamá primeriza en 4to piso. 🤱🏼
Escritora y Coach Ontológico 📝
Maternidad consciente, crianza respetuosa y amor propio.
Ciudad de México
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¿Y bien? Ahora ya tienes contigo a tu bebé, está en tus brazos, lo puedes acariciar, besar, oler y alimentar. Y a pesar de que todo se ve y está perfectamente bien tú sientes esa extraña opresión en el pecho, ganas de salir corriendo y desbordarte en llanto sin parar.
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Hay gente a tu alrededor y sientes una profunda soledad. Y cada dos minutos te preguntas ¿que no se supone que debería estar inmensa y extraordinariamente feliz?
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Quédate tranquila y no te preocupes más. No te estás volviendo loca y lo que sientes es absolutamente normal. Lo que no sería normal es que pienses que debes estar radiante todos los días, súper peinada, súper maquillada, caminando con tacón del número 12, sin ojeras y con el vientre plano.
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Es cierto, nadie nos ha dicho la verdadera historia de lo que se vive después del parto pero aquí estoy para platicarte y acompañarte (si tú así lo deseas) en este proceso que, aunque no es color de rosa por el momento, te va a llevar a descubrir la magnífica mujer que se encontraba dormida en tu interior.
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La realidad es que se vale sentirse triste y llorar por una simple y sencilla razón: ERES UN SER HUMANO.
Acabas de dar vida y tú cuerpo está totalmente transformado en otro que no conocías, tienes unas ojeras gigantescas y has dormido tan poco que a veces tienes que concentrarte para saber qué día es.
El llanto de tu bebé te agobia y en muchas ocasiones lloras junto con él al no entender que es lo que le pasa. Estás terriblemente agotada.
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Como si no fuera suficiente, también estás lactando. Vives en un estrés total al pensar que la leche no es “suficiente” para el bebé, está cayéndose tu cabello si lo hubieras cortado a tijeretazos y las uñas parecen ser de papel. Te ves al espejo y estás literalmente “hecha pedazos”.
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Todo lo anterior trae consigo cambios químicos también en el cerebro y a veces nada funciona como estábamos acostumbradas, pero una vez que comprendes que todo es normal y parte del proceso, puedes tomar el asunto con más calma y tratar de tener paciencia. Hay cosas que podemos hacer para ayudarnos.
Para empezar, no debemos ser tan duras con nosotras mismas y una vez entendido esto podemos hacer otras actividades que nos ayudarán a mejorar el estado de ánimo.
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Puedes leer libros o revistas que, preferentemente, no tengan que ver con bebés ( tan solo unos minutos al día ) y hacer una caminata con todo y tu bebé es posible!! Verás que te llenará de alegría el llevarlo a cabo. También, si puedes toma un poco de sol cada día para que el cuerpo comience a tomar su ritmo y se recupere más pronto. Puedes pedir ayuda y acompañada de alguien que te cuide a tu bebé, tomar un baño calientito sin prisa.
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Es parte de todo lo que ahora vives tener unos días con un poco de tristeza y quizá acompañada de angustia debido a que todo lo que estás viviendo es nuevo para ti pero hay que tener cuidado si estos días se extienden más de lo habitual y comienzan a hacerse una rutina. Para eso, sugiero que pongas un organizador (calendario) en un lugar donde lo puedas observar y vayas marcando cómo te sientes día con día con la finalidad de que tu misma notes si estás o no entrando a una etapa de depresión en donde deberás si o sí, solicitar ayuda.
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La crianza no es una situación que pueda llevarse a cabo en solitario. Es necesario, cómo algunas especies animales, hacerse de una tribu que pueda apoyarte en el proceso. Yo sugiero al menos 3 meses de compañía, sobre todo si tu parto se llevó a cabo por cesárea.
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Acuérdate que no soy experta ni especialista en esta rama pero soy mamá!! Fui mamá a los 40, mi parto fue por cesárea y en mi experiencia, te puedo asegurar que es más fácil cuando estás rodeada de personas que te ayudan y en quienes confías.
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La salud mental de una madre es necesaria para poder llevar a cabo la crianza de la mejor manera posible y en caso de que requieras apoyo, solicítalo sin temor y sin pena.
A TODAS NOS PASA Y NOS PASÓ. Nadie se salva de estas emociones pues son parte natural del proceso al que te estás enfrentando. NO HAY PERFECCIÓN EN ESTE CAMINO. Tú lo conviertes en “perfecto” cuando lo que realizas te da paz y te hace feliz. No hay manuales, no hay recetas y no hay rituales mágicos que te resuelvan el estado de ánimo. Cada mamá es distinta y cada bebé también lo es, así que, tranquilamente elige qué es lo que te hace feliz y de ahí parte para una recuperación llena de alegría y gozo.
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Has todo lo posible por consentirte y tener un gran día. Acuérdate que no solo nació tu bebé, también está naciendo una nueva mujer en ti. Tente mucha paciencia y acéptate con amor. No te juzgues ni quieras correr. Por 9 meses tu cuerpo se transformó, así es que, al menos necesitará la misma cantidad de tiempo para regresar a lo que fue.
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Aliméntate bien y toma agua. Medita y trata de estar en paz. La buena noticia es que: vas bien! Todo está bien y así seguirá.
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Disfruta esta etapa. No es color de rosa, pero la puedes pintar del color que más te guste y lo más importante es que recuerdes que como todo en esta vida, no durará para siempre.
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Con amor infinito, acompañándote en tu maternidad,
ERIKA MONROY
Cynthia
Muy bueno y cierto